Amor a Dios y a los perdidos: Es el amor a Dios, el principal impulsor para todos los que servimos en el DNM y el amor al perdido, el que nos constriñe para esforzarnos en la Misión de Dios. 2ª Cor. 5:17-18, 1ª Jn. 4:10-11.

Institucionalidad: Como ministros de las AD, estamos conscientes de nuestro compromiso y responsabilidad hacia la Institución que nos brinda la oportunidad de servir en este ministerio transcultural.

Llegar a los inalcanzados: Priorizamos nuestro servicio coordinando esfuerzos y recursos, hacia aquellos que nunca han oído el mensaje del Evangelio, respetando al mismo tiempo el llamado de Dios de los que son enviados. Rom. 15:20-21.

Trabajo en equipo: Los que formamos parte del DNM servimos conscientes de la magnitud del desafío mundial, por eso sabemos la primacía del trabajo en equipo. 1ª Cor. 12.

La Iglesia Local: Trabajamos para servir mejor a la Iglesia local, pues estamos conscientes que es ahí donde se originan los recursos humanos, espirituales y financieros para el desarrollo de la misión. Hch. 13:1-3.

Estrategias validas: Usamos en el alcance de la visión: la evangelización personal o masiva, el establecimiento de Iglesias autóctonas, el adiestramiento de los creyentes y obreros nacionales y mostrando en todo momento compasión por los que sufren. 1ª Cor 9:19-20.

Responsabilidad y urgencia: Todos los que somos parte del DNM trabajamos con un profundo e impostergable sentido de compromiso, conscientes de la importancia y de lo apremiante de la tarea que realizamos. Luc. 17:10, Rom. 12:11

Obreros capacitados: Nuestro compromiso hacia los misioneros es enviarles bien capacitados, bien sostenidos y bien equipados para la evangelización mundial. 2 Tim.2:15.

Creatividad y flexibilidad: Desarrollamos programas, métodos y ministerios para aumentar el alcance de la misión, tanto en estrategias de involucramiento de la Iglesia, como en la evangelización de los perdidos.

Buena administración: Para seguir creciendo debemos tener una administración eficiente y transparente, mientras nuestros recursos crecen, aumenta nuestra responsabilidad de usarlos adecuadamente. 1ª Cor. 4:2, 1ª Ped. 4:10.

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